EUROPA
PRESS
4
marzo 2014
Un poco de azúcar, por
favor
Es cada vez más común encontrar consejos dietéticos
para evitar el consumo de grasas y en concreto de grasas saturadas pero ¿y el
azúcar? Las bebidas azucaradas y la bollería industrial se encuentran cada vez
más presentes en la dieta de los menores y frenar su consumo es posible también
entre los adultos, sólo es necesario revisar el etiquetado nutricional.
Según explica
a Infosalus Beatriz Beltran,
profesora titular de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de
Madrid, el secreto está en seguir una dieta equilibrada con el suficiente
aporte de frutas y verduras. Los azúcares presentes en los alimentos
tradicionales ayudan a mantener a raya el consumo de azúcares añadidos.
Beltrán señala
que no existe la dicotomía basada en azúcares buenos y azúcares malos sino una
desproporción en los que forman parte de la dieta. Así, la especialista ayuda a
Infosalus a despejar algunas de las dudas y falsas
creencias más importantes sobre el uso y el abuso del azúcar en el día a día.
- No se puede generar adicción al
azúcar, ésta es un componente que el organismo necesita de forma natural
para su funcionamiento y su consumo no supone, como en el caso de las
adicciones, que el organismo necesite una cantidad cada vez mayor para su
funcionamiento.
- El cuerpo no diferencia entre
azúcares procedentes de la fruta o la verdura y la que procede de un
terrón de azúcar. No existen azúcares buenos y malos desde el punto de
vista de su función en el organismo, el problema está en el desequilibrio
que puede ocasionarse en la dieta por un consumo elevado que sustituya a
otros nutrientes como aporte calórico.
- Vigilar el consumo de productos
con muchas calorías derivados de los azúcares: bebidas azucaradas como
zumos o refrescos y productos de bollería industrial contienen un alto
contenido en azúcares añadidos y por tanto de energía que se almacena en
forma de grasa si el organismo no la emplea.
- El azúcar se emplea como
conservante y colorante en muchos productos envasados. Si se puede elegir,
es mejor un tupper 'artesanal' con comida que
hayamos preparado en casa y no una comida precocinada.
La experta señala que no es complicado seguir una dieta sana si se vuelve
a la comida tradicional y se prescinde de lo procesado en la medida de lo
posible.
- Leer el etiquetado nutricional:
la cantidad diaria orientativa (CDO) de un nutriente se fija en un tanto por ciento.
Hay que seguir la regla 5/20 que señala que no hay que consumir aquellos
productos que se acerquen o superen el 20% del CDO
y sí aquellos que supongan un aporte del 5% o estén cerca de esta
cantidad.
- Cuidado con las porciones: en el
etiquetado la información suele hacer referencia al consumo de una ración
de unas determinadas proporciones, lo que no sea seguir estas indicaciones
será multiplicar por dos o más el aporte de azúcares y calorías.
- Volver al agua: es preferible
cambiarse al agua antes que tomar bebidas con edulcorantes artificiales
que no aportan energía pero que tampoco ofrecen las propiedades ni los
beneficios de beber agua.
- Dieta equilibrada: seguir una
dieta que balancee los distintos tipos de nutrientes es la mejor garantía
de que no se toman más azúcares añadidos de los necesarios. Más fruta y
más verdura ayudarán a que se puedan hacer 'excepciones' y tomar caprichos
dulces cuando apetezcan. La experta señala que si los azúcares añadidos
constituyen un 25% de la dieta, ésta sufre un claro desequilibrio.
- Los azúcares añadidos no deben
superar el 10% en la dieta diaria: aunque la experta señala que en España
el consumo no llega a este porcentaje sí que hace hincapié en la necesidad
de una educación responsable en hábitos de alimentación en los más
pequeños. Aunque la actividad y necesidades energéticas de los niños y
adolescentes sean elevadas, un exceso de azúcar en la alimentación no sólo
'educa' su paladar para escoger futuros alimentos más dulces sino que
resta espacio en su dieta a alimentos con otros aportes nutricionales
necesarios para su correcto desarrollo.
- Existen alimentos que en su
procesado incluyen azúcares añadidos con muy diversas funciones como
frutas congeladas (por su poder antioxidante), salsas como el ketchup (corrector de la acidez), el pan de molde
(miga más porosa y fermentación de levaduras) o el vino (en la
transformación del alcohol).
- El azúcar no puede considerarse
el culpable de la mala salud bucodental, que es
más bien el resultado de unos malos hábitos de higiene, aclara la
especialista.